

Eduardo Viladés, MQMP.- Tenía esparcidas varias cartas sobre la mesa y al dar la vuelta a una de ellas se encontró con la baraja de la moda. Podría haber sido la escultura, la fotografía, quizá el cómic. Lo que caracteriza a Alberto Etxebarrieta es su vocación artística. Como él mismo asegura, llegó al sector textil por casualidad y, poco a poco, se ha labrado un nombre propio. Se lo rifan para dar charlas en Madrid y Zaragoza, acaba de ser homenajeado en Getxo Moda junto con Ion Fiz y Mikel Luzea, dirige el evento de moda La Encartada y su taller y tienda del centro de Bilbao, Sinpatron, es todo un referente.

MQMP.- 2018 va camino de convertirse en un año muy importante para usted. Supongo que compartir homenaje con Ion Fiz y Mikel Luzea en la trigésimo-tercera edición de Getxo Moda ha supuesto un antes y un después.
Alberto Sinpatron.- Fue una sorpresa enorme porque Getxo Moda es una pasarela muy establecida. Saber que alguien piensa en ti y que te rinden un homenaje es un gran espaldarazo al trabajo bien hecho.
MQMP.- ¿Tanto le sorprendió?
Alberto Sinpatron.- Mucho. Si le soy sincero, pensaba que mi estilo vanguardista no entraba en los cánones de Getxo Moda. Pero estaba equivocado y me confirma que tras muchos años en el candelero hay gente que te apoya y valora las cosas realizadas con tesón.
MQMP.- En Getxo Moda, tras recibir el homenaje, propuso una colección que resumía sus 14 años en el mundo de la moda.
Alberto Sinpatron.- Busqué estilismos ideados durante ese tiempo. En pasarela pudieron verse algunos guiños a esas salidas que he ido guardando en el baúl de los recuerdos.
MQMP.- Lo bueno de sus colecciones es que pueden mezclarse, es decir, cuando crea una nueva no supone empezar desde cero y desechar lo anterior, ¿no es así?
Alberto Sinpatron.- En efecto. Es una de mis señas de identidad. Sinpatron tiene un recorrido lineal como firma, no salta de colección en colección. Me quedo con las cosas buenas y elimino las malas. De esa manera voy creciendo y perfilándome más en mi estilo.
MQMP.- Así que puede decirse que 14 años después de la primera colección, lo mejor de aquella pervive en la más nueva.
Alberto Sinpatron.- Claro. Si funciona, ¿qué sentido tiene olvidarse de ello? En el homenaje en Getxo Moda es lo que propuse: estilismos que cuadran y que dejan claro que puedo mezclar prendas de hace ocho años con prendas más recientes.

La 33 edición de Getxo Moda, que se celebró durante la semana del 30 de abril al 4 de mayo, recuperó dos días de desfiles (el jueves 3 y viernes 4) y contó con la presencia del diseñador Ion Fiz en el décimo quinto aniversario del nacimiento de su firma. El premio a la trayectoria de Sinpatron elevó al diseñador bilbaíno a lo más alto.

MQMP.- En varios medios de comunicación he leído que sus prendas son bastante barrocas.
Alberto Sinpatron.- Son prendas anárquicas pero coherentes, como yo. Por ejemplo, ya no hago dos colecciones anuales. Antes lo hacía y terminó pareciéndome un horror tener que estar al amparo del show business. ¿Qué necesidad hay?
MQMP.- Ninguna. Supongo que esa presión arremete contra la creatividad.
Alberto Sinpatron.- Exacto. Yo creo en función de una necesidad, de mi necesidad. He dejado un poco de lado mi faceta de diseñador y ahora abogo por la modistería dirigida a mi público objetivo.
MQMP.- 2011. Puede decirse que ese año supuso una especie de catarsis para usted en ese cambio del trabajo de diseñador propiamente dicho a la cercanía con su gente. De todos modos, luego hablaremos de esa transformación. Acaba de mencionar su público objetivo. ¿Cómo es la clientela de Sinpatron?
Alberto Sinpatron.- No tengo un público definido de edad ni de sexo. Sí que diseño más para mujer que para hombre.
MQMP.- Me deja igual. ¡Mójese!
Alberto Sinpatron.- Pues diría que una mujer de entre 35 y 55 años y un hombre joven. Mi clientela repite varias veces al año. Puede llevar un Sinpatron en diferentes ocasiones y tiene ideas muy abiertas. No vienen a ver lo que tengo nuevo, sino que saben perfectamente lo que quieren.
MQMP.- ¿Es todo venta directa o más por encargo?
Alberto Sinpatron.- Diría que un 70% es venta por encargo. Suelo conocer muy bien a mis clientas. Acuden al taller, me hablan de un vestido, proponen un color y delegan en mí la creación. La venta directa suele ceñirse a personas que pasan por el escaparate y se sorprenden de lo que tengo expuesto.
MQMP.- ¿Con cuál disfruta más?
Alberto Sinpatron.- Con los encargos. Son un reto para mí porque siempre me ha gustado trabajar con pequeñas trabas, con piedras que aparecen por el camino pero yo las supero. Mis clientas no compran mucho. Compran mejor. Yo no las disfrazo, jamás, me pongo en su piel, trato de empatizar con ellas y confecciono aquello que considero están buscando.

Empatía creativa. Así es Alberto Etxebarrieta, cuya andadura comenzó de manera autodidacta hace 14 años con una ropa que se ha caracterizado por la experimentación sobre los aspectos formales y materiales del diseño. Siempre ha tenido claro que lo artesanal prevalecería ante la producción seriada de prendas.


Alberto ha desfilado en la Pasarela EGO de Madrid y en Iqons de Barcelona. En 2006 obtuvo el Premio al Mejor diseñador en el Festival Internacional de Benicassim y un año después se alzaría con la Mejor colección masculina en Creamoda, evento que se celebró en Barakaldo. Asimismo, en 2010, junto con otros nueve diseñadores internacionales, participó en el “Who´s next” de París.
https://www.whosnext-tradeshow.com
MQMP.- Menudo currículum para alguien que se introdujo por casualidad en el mundo de la moda.
Alberto Sinpatron.- Tenía 27 años y ninguna conciencia anterior de querer dedicarme a esto. Creo que estaba invernando. Podría haber hecho cualquier cosa, desde escultura hasta fotografía, pero opté por el sector textil.
MQMP.- Había estudiado Turismo, ¿verdad?
Alberto Sinpatron.- Sí, pero como si hubiese hecho Ingeniería. Estudié Turismo porque mi familia quería que tuviese un título al que aferrarme, ya sabes cómo son los padres.
MQMP.- Vamos al grano. Entre el comienzo de Sinpatron y esa catarsis que antes hemos comentado no paró de desfilar ni de hacer colecciones.
Alberto Sinpatron.- Hablar de esto me da un poco de pena ahora.
MQMP.- No se me ponga nostálgico. He hablado con su madre y me ha comentado que después le hará un arroz con leche si responde a mis preguntas.
Alberto Sinpatron.- Eso es trampa.
MQMP.- Lo sé. La vida es dura. Estábamos en 2004…
Alberto Sinpatron.- Por aquel entonces yo trabajaba en un lugar muy conocido de Bilbao y me salió la oportunidad de hacer un desfile en la pasarela Modorrra. Póngalo con tres erres.
MQMP (risas).- Gracias por la aclaración, señor Etxebarrieta. Está usted en todo…
Alberto Sinpatron.- La encargada de ese local me lo propuso y yo, ni corto ni perezoso, me lancé a la piscina. Siempre he sido muy autodidacta.

Por aquel entonces, en los albores del siglo XXI, Alberto se había decantado por las Bellas Artes, la pintura, el cómic y la escultura. Incluso hizo una exposición. Nada que ver con sus estudios de Turismo, si bien de algo le servirían en las estancias que pasó en Londres y en Edimburgo. Como él mismo dice, “tenía ganas de vestirme a mí mismo y de experimentar”.

MQMP.- Y vistió a las modelos de Modorrra, con tres erres… Una cosa, Alberto, ¿sabía usted coser?
Alberto Sinpatron (riendo).- Claro que no. Fue una locura. Ahora mismo veo los acabados y el patronaje de ese primer desfile y me horrorizo porque eran malísimos. Pero disfruté como un enano. Por ejemplo, hice un vestido de novia con cortinas de ducha, rollo visillo de las abuelas. Los modelos eran amigos míos vinculados al local en el que trabajaba. Incluso puse música en directo y cantaban mis colegas.
MQMP.- No le fue mal. Yo me pongo ahora a coser y animo a mis amigos a que canten en una pasarela y nos encarcelan a todos. Llovería, eso sí, que nunca está de más.
Alberto Sinpatron.- ¡No hay mal que por bien no venga! La verdad es que no me quejo. Fue un desfile muy macarra, como yo, y conté con el apoyo de mi familia y conocidos.

Tras ese debut su fama empezó a subir como la espuma.
“Recuerdo que en el Festival de Benicassim estaba con mi gente escuchando el concierto de Placebo y me avisaron para decirme que había ganado el certamen de moda”, comenta Alberto.

Después de ganar en la localidad castellonense, llegó Creamoda y París: “Guardo unas memorias maravillosas de mi paso por la capital francesa. Todo el mundo me decía que le encantaba mi arte. Yo me sentía muy pequeño ante tanta gente importante”.

MQMP.- Pero se cansó.
Alberto Sinpatron.- Yo sé quien soy y hago las cosas con humildad. Me niego a ser un títere de nadie. Llegó un momento en que me sentí desbordado por el postureo y la tontería del mundo de la moda. Tenía que sacar dos colecciones al año y mucha gente estaba más pendiente de mi supuesta fama que de mis creaciones.
MQMP.- Es usted un romántico.
Alberto Sinpatron.- El día que deje de disfrutar de lo que hago cerraré el chiringuito.
MQMP.- Harto de ese postureo, la catarsis que antes hemos mencionado tuvo lugar seis años después más o menos del comienzo de Sinpatron.
Alberto Sinpatron.- Hacia 2011 tuve que alejarme de todo y recomponerme. No me sentía cómodo con la vertiente frívola de la moda: fiestas, figurar por figurar y buscar al diseñador como personaje más que por su trabajo. Opté por dar un nuevo enfoque a mi firma. Haría simplemente aquello que me gusta, es decir, trato directo con mi clientela, trabajo artesanal y encargos.
MQMP.- ¿Nunca ha sucumbido a los grandes grupos empresariales del sector?
Alberto Sinpatron.- Jamás he querido trabajar para fabricas masivas. Como usted mismo ha mencionado, soy un romántico. Este negocio es la lucha de David contra Goliat, contra empresas como Inditex, por ejemplo. Yo ofrezco calidad con las herramientas que están en mi mano. Habrá quienes prefieran comprarse cuatro mierdas que les duren una temporada. Lo respeto, pero no es mi política.
MQMP.- Especifique esas herramientas.
Alberto Sinpatron.- Mi firma cuenta con tres armas que no pueden ofrecer las grandes multinacionales: gran calidad de los tejidos, corte elaborado encima del maniquí y sin patronar y contacto directo con el cliente.

El tejido predilecto de Alberto es el paño. Lo emplea especialmente en la confección de abrigos, su prenda estrella. También le gusta mucho el tartán, herencia de la temporada que pasó en Edimburgo en su juventud. Casi nunca emplea estampados figurativos, como mucho líneas y lunares. Realiza de vez en cuando vestuario para compañías de danza y teatro.

“Ya no hago camisería y me he centrado en prendas superiores, vestidos y abrigos”, asegura Alberto. “Me encanta hacer trajes de novia porque son muy especiales. La clave reside en innovar”. Y añade: “La primera vez que desfilé en EGO Cibeles el público se quedó blanco cuando presenté a una novia vestida con un paracaídas de la II Guerra Mundial. Si le digo la verdad, quien quiere casarse de Sinpatron solo se ve vestido por mí en ese día tan especial”.

Ropa macarra, como él mismo dice, y peculiar: “Mis creaciones son como una armadura que hay que defender en el campo de batalla. No hago prendas fáciles, pero una vez que el cliente supera ese primer escollo se empodera y disfruta con lo que lleva. Suena a perogrullada, pero hay que vestir con algo que te guste y te haga sentir cómodo”.
MQMP.- Parece que llevar un Sinpatron es todo un reto característico de Ivanhoe. Se lo comento por lo del campo de batalla y la armadura.
Alberto Sinpatron.- Hace siglos que no veo esa película.
MQMP.- Robert Taylor y Elizabeth Taylor. 1952.
Alberto Sinpatron.- Me encanta el momento Wikipedia. ¿Eran hermanos?
MQMP.- No que yo sepa. Dejemos la Edad Media y cuénteme en que está trabajando ahora mismo.
Alberto Sinpatron.- En una colección de abrigos, vestuario para teatro y para danza. Estoy muy contento porque va a quedar algo precioso.

Alberto es el director y comisario de la IV edición de La Encartada, que se celebra el 25 y 26 de mayo en la localidad de Balmaseda. Con el tiempo, se ha consolidado como uno de los certámenes de moda vanguardista y sostenible más importantes de Vizcaya.

“He peleado mucho por ese espacio y la directora ha confiado en mí”, comenta Etxebarrieta. “Al principio les daba miedo montar un evento de moda, pero finalmente apostaron por ello y las cosas van sobre ruedas”.
En tan solo dos días se celebrarán siete desfiles: “Habrá desfiles en formato clásico, otros que abogarán por las performances, talleres de cerámica, cursos de tocados, una zona exterior con actividades al aire libre, pinchadiscos y 20 firmas en la showroom”.


La Encartada es un evento horizontal, “en el que damos el mismo valor a todo el mundo, independientemente de que sean jóvenes diseñadores o consagrados”. Uno de los platos fuertes de este año será la presencia de Diane Pernet, “todo un referente en el sector y algo que me llena de satisfacción”.
https://www.ashadedviewonfashionfilm.com
*** Como una forma de comunicar la moda, especialmente en la era digital, nacen los fashion films, un género cinematográfico en el que la enigmática diseñadora, blogger y editora de revistas Diane Pernet ha sido precursora.
En 2006, Pernet fue invitada por Mark Eley Kishimoto para realizar el lanzamiento de su línea masculina. ¿El resultado? Un cortometraje titulado Adventure of Pleasure, que utiliza prendas del diseñador bajo una historia que narra una carrera de más de 3.000 millas desde Trafalgar Square, en Londres, a Montecarlo. Luego, Diane participó en You Wear it Well, un corto muy divulgado que inspiró a varias marcas a realizar este tipo de producciones con fines de marketing y de menor tiempo que una película dedicada a la industria.
Pernet, con su experiencia en el campo cinematográfico, especialmente en vestuario, y como editora de revistas como Elle y Vogue Francia, decide impulsar este género artístico y en 2008 inaugura Asvoff (A Shade View On Fashion Film), un festival dedicado a valorar los cortometrajes en todas sus facetas, con obras que desafían la publicidad tradicional, y convierten los fashion films en un formato atractivo para dar a entender la esencia de la marca y el producto como una nueva experiencia para el consumidor de moda.

Una de las claves del éxito de Alberto es la continuidad. Para él, comenzar un proyecto no significa olvidarse de todo lo anterior. Al contrario, prefiere sumar y quedarse con lo positivo. Este gusto por la continuidad se manifiesta en los nombres de sus colecciones. Todas empiezan por “sin”, como su propia firma. Así, nos encontramos con “síntesis” o con “síncope”.
Sin aditivos. Así es Etxebarrieta. Eso dice su madre, la del arroz con leche. “Uno de los momentos más emotivos de mi carrera fue precisamente la presencia de mi madre en un desfile. Sucedió cuatro años después de que inaugurase mi marca. Hasta ese momento nunca había acudido. Fue en un desfile cuyo eje central era la película Cabaret”.

El filme de Bob Fosse, ganador de 8 Oscar en 1972, es uno de los preferidos de Alberto. El diseñador muestra la misma fortaleza que Sally Bowles y está decidido a poner patas arriba el sector gracias a sus creaciones. “La sociedad está adoctrinada para que todos vistamos igual”, asegura. “He asistido a un cambio en la cultura a la hora de comprar, en especial con la crisis, que ha afectado particularmente a los profesionales liberales. Algunos piensan que mi ropa, hecha de modo artesanal, es cara porque están acostumbrados a comprar en Zara”.

Está claro que no tiene pelos en la lengua: “Yo soy quien produce todo lo que vende y jamás me he metido en grandes berenjenales. Nunca he dado pasos en falso ni los daré porque sé lo que quiero”.

Con 40 años muy bien llevados (dicho por él), Alberto tiene la mente puesta en La Encartada, un proyecto que le hace mucha ilusión y que espera sea todo un éxito. Después, de cara al verano, disfrutará de un merecido descanso, lo más seguro en su destino preferido, Menorca. ¿Nos llevas en la maleta?