Eduardo Viladés, MQMP.- Yuca con mojo con un poco de ternasco y unos buenos caparrones. Un menú así, a pesar de su delicioso sabor, acabaría con cualquiera por su consistencia. De todos modos, convive en el interior de Ana Isabel Hernández, cubana de nacimiento, aragonesa de adopción y riojana de corazón. Con tan solo 29 años es referente en el sector logroñés de ropa femenina, elaborada de modo exclusivo y artesanal.

 

 

Desde el momento de su gestación, su marca no ha parado de crecer, como lo demuestra los certámenes y concursos en los que ha participado. En abril de 2014 representó a La Rioja en los XXVIII Premios Nacionales de la Moda, celebrados en la localidad malagueña de Marbella.

 

 

En junio de 2016 fue la ganadora del premio Yuzz La Rioja en la categoría mujer. Ana, que no pierde el tren de las nuevas tecnologías y es consciente de que es clave para ganar nicho de mercado, ideó una aplicación vanguardista que a finales de este año pondrá en marcha para dar a conocer sus prendas.

 

 

¿Cuáles son las características de sus creaciones?

Cada prenda se hace de modo artesanal en función de los gustos del cliente.

Para Ana éste es el secreto de su éxito: “Mi estilo a la hora de diseñar lo definiría como un estilo lady, romántico y naíf. Me encanta manipular tejidos con estampados florales o con un toque especial, puedo pasarme horas buscando lo que tengo en mente y después pensar la prenda que confeccionaré”. Todo ello aderezado con lazos, su seña de identidad.

 

 

Ana mima todo el proceso creativo, desde la elección del tejido al diseño y el patronaje, pasando por el corte y la confección. “Es un trabajo realizado con mucha delicadeza en el que presto especial atención a cada uno de los detalles”, asegura la artista cubana. “Mis creaciones son versátiles, elegantes y muy femeninas”.

 

 

¿Qué bulle en el interior de Ana?

“Desde muy pequeña tenía claro que quería ser diseñadora de moda o psicóloga. Empecé estudiando psicología y no terminaba por llenarme y hacerme feliz. Sin pensarlo dos veces empecé a estudiar patronaje y me di cuenta de que era lo que me llenaba. Ahora soy plenamente feliz porque puedo dedicarme a lo que verdaderamente me apasiona”.

 

 

El 7 de abril de este año inauguró su propio espacio de moda y belleza en el número 48 de la Avenida del Vara de Rey de Logroño, en el popular Pasaje de Santa Teresita.

“Es un espacio multifunción que aglutina mis vestidos, complementos y piezas de joyería. Todo está hecho de manera artesanal y se puede personalizar para que sea único”.

 

 

“Tiene tan solo 20 metros cuadrados, pero está lleno de magia”, subraya Ana. A menudo pone por el hilo musical de su tienda I believe in you, su canción favorita, versionada por Il Divo y Celine Dion.

 

“Cada clienta es especial y puede tomarse todo el tiempo que necesite para explicarme cuál es la prenda de sus sueños y poder crearla entre las dos”.

La atención puede ser exclusiva porque Hernández solo atiende mediante cita previa: “Se trata de un sitio acogedor en el que se respira tranquilidad. Para mí es esencial la cita previa porque me organizo y dedico a cada persona el tiempo que merece”.

 

 

El establecimiento está dividido en dos secciones: el espacio de moda y complementos y el de belleza y asesoramiento de imagen. “En éste último –destaca la riojana de adopción- colaboro con una compañera especialista en estilismo e imagen”.

 

 

Cuba, Zaragoza y Logroño. ¿Cómo se explica esto?

“Me considero una ciudadana de un lugar llamado mundo. Nací en La Habana y allí permanecí hasta los 3 años. Después viví en Zaragoza hasta los 24 y ahora llevo cinco años viviendo en Albelda de Iregua, un pueblo a 15 kilómetros de Logroño. Me enamoré del Norte y de La Rioja nada más pisarla”.

A pesar de que La Rioja le vuelve loca, su comida estrella es el plato tradicional de una región bastante más distante: “Mato por una paella”.

 

 

Como ella misma ha comentado antes, desde pequeña tenía más o menos claro que quería ser de mayor: diseñadora o psicóloga. Finalmente aunó ambos sueños porque para crear un vestido hace falta un enorme grado de empatía y cercanía psicológica con el cliente.

 

 

“Empecé estudiando Arquitectura Efímera en Zaragoza y, como antes he señalado, Psicología. No me iba mal, pero algo fallaba. Cambié de rumbo y estudié Patronaje y Moda en el IES Luis Buñuel de la capital aragonesa. Meta conseguida. Era feliz”.

Ana se define como el “hada madrina” de sus clientas. Le encanta tomar un café con ellas mientras le cuentan a qué evento tienen que acudir y cuál es su idea.

 

 

“Abro una ficha en donde anoto todo lo que ellas me comentan. Una vez en mi taller (que se encuentra en su casa), realizo un estudio de cada clienta según su tipo de silueta, color de pelo, piel y ojos. Entonces procedo a la realización de entre dos o tres bocetos que, al cabo de unos días, la clienta podrá ver junto con una muestra de tejidos”.

 

 

Aparte de la ropa también realiza diademas, de las que puede personalizarse tanto el color del tejido como el estampado.

“En el atelier también hay bolsos y joyería artesanal realizada por dos artistas de Zaragoza”.

 

 

Ana es una mujer muy perfeccionista, su diseñadora de cabecera es Carolina Herrera y nunca olvida las enseñanzas de los grandes, como Coco Chanel.

 

 

Le gusta rodearse de sus amigos, el color azul, viajar, leer sin parar, evadirse… Porque todo le inspira. “Nunca se sabe dónde aparecen las musas. Por ejemplo, cuando leí La catedral del mar, mi libro preferido, de Ildefonso Falcones, se agolparon en mi cabeza centenares de ideas”.

 

 

Vamos a recorrer de la mano de Ana algunas de sus últimas creaciones. Lo hacemos sentados con ella en su taller. Nos ha prometido que después de la entrevista veremos en su casa, que está al lado, alguna de sus dos películas preferidas, La vida es bella (1997, Roberto Benigni) o Por siempre jamás (1998, Andy Tennant).

 

 

Guarda i girasoli: loro si inchinano al sole, ma se uno è troppo inchinato vuol dire che è morto. Tu sei un servitore, non un servo. Servire è l’arte suprema. Dio è il primo servitore; Lui è il servitore di tutti gli uomini, ma non è il servo di nessuno

 

Pezzo di La vita è bella

 

Empezamos analizando las nuevas faldas flor que ha introducido en su colección Primavera-Verano 2018.

Tenemos en primer lugar una falda de crepe con estampado floral.

A continuación, un vestido camisero largo inspiración marítima, modelo Bombom. Lleva una diadema turbante de terciopelo dorado.

 

 

Después, una falda de tul plumeti amarilla y una camiseta pintada a mano.

 

 

Por último, una camiseta inspirada en su bulldog francés que está disponible tanto para mujer como para caballero.

 

 

En su atelier, Ana también asesora a novias. “Tengo varias novias que confían en mí para lucir el traje que llevarán el día más importante de su vida”, asegura la diseñadora cubana.

“Al principio impresiona porque conlleva mucha responsabilidad y requiere de mucho esfuerzo, pero es tan bonito y especial que merece la pena”.

Y continúa con una sonrisa de oreja a oreja: “Cuando vienen a probarse el vestido con su madre y amigas me emociono yo con ellas y se crea un vínculo muy especial”.

 

 

Ana acude a desfiles y certámenes de moda siempre que puede para dar a conocer su arte.

 

 

Aquí vemos a Beatriz en el desfile de la Semana Joven celebrado el pasado 1 de abril.

 

 

Leticia, desfilando con blusa de plumeti blanca y pantalón rosa con rayas diplomáticas.

 

 

Laura desfila en la instantánea superior con un vestido batín.

 

 

Por último, Patricia aparece aquí desfilando con un vestido largo con la espalda al descubierto.

 

 

Ganas y creatividad no le faltan. Juventud y perseverancia, tampoco. Ana Hernández, todo un referente en la moda riojana que se toma el futuro por optimismo: “Quiero seguir realizando prendas únicas que empoderen a la mujer. Gracias a mi trabajo conozco personas maravillosas que dan valor a lo que hago y que me motivan a la hora de mejorar y buscar nuevas ideas”. Un optimismo que se ve reforzado por la frase que se repite todas las mañanas al desperezarse:

 

Para ser irremplazable, uno debe ser diferente

Coco Chanel